Wilhelm Conrad Roentgen
Lo que motivó la escritura de este breve artículo sobre Roentgen fue la pregunta de quién fue y qué hacía el descubridor de los rayos x y cuánto sabemos los radiólogos acerca de él, además de conocer su nombre. La segunda motivación fue la búsqueda de ejemplos éticos dentro de la radiología, ejemplos que puedan guiarnos como médicos radiólogos.
Es probable que encontremos a lo largo de la historia de la radiología pocos ejemplos como el de Roentgen, una persona que dedicó su vida a la investigación; que hizo uno de los mayores descubrimientos de los últimos dos siglos; que renunció a la patente de dicho descubrimiento y por lo tanto a las riquezas que acarrearía esto, alegando que semejante descubrimiento pertenecía a la humanidad toda y que su deber ético no le permitía patentarlo; que donó lo ganado con su premio Nobel al ámbito universitario para que continuaran investigando en pos de la humanidad; y que murió pobre, pocos años después de que falleciera su esposa y compañera Bertha. Es destacable el hecho de que ambos expusieron su vida a los rayos x, ya que su afán de investigar y descubrir estaba por sobre todo lo otro, inclusive sus propias vidas.
Roentgen nació en 1845 en Prusia y residió a partir de los tres años en Holanda. No fue médico sino físico e ingeniero, pero su descubrimiento fue uno de los grandes aportes de las ciencias básicas al desarrollo de la medicina y principalmente del diagnóstico por imágenes. Como muchos de los que se han destacado en diversas áreas, fue rechazado en el medio universitario de su época, que aludía a que Wilhelm no cumplía con los requisitos necesarios para formar parte del ámbito académico, y luego de ser expulsado de una universidad pudo terminar y desarrollar su carrera en otra. Sin embargo no fue aceptado como docente ni investigador en los inicios de su carrera. Recién fue aceptado en Estrasburgo, a través de su maestro Kundt en 1873, momento en el que ingresó como catedrático al ámbito universitario. Años después, la universidad de Utrech, que lo había rechazado en sus inicios, lo convocó para dirigir una cátedra que él rechazó.
Fue el 8 de noviembre de 1895 cuando en el curso de sus investigaciones Roentgen, experimentando el poder de penetración de los rayos catódicos, observó que una placa de cartón cubierta de cristales, emitía una fluorescencia. Ésta desaparecía cuando desconectaba la corriente. Siguió repitiendo el experimento porque era partidario de la investigación y pronto descubrió que esos rayos (que él llamó «X») atravesaban distintos tipos de materiales pero no el plomo. También se dio cuenta de que al sostener un aro de plomo con sus dedos, no sólo veía el aro sino también los huesos de su mano. Se le ocurrió que podía «imprimir» la imagen en una placa fotográfica y fue así como hizo la primera radiografía. La mano que aparece en esta primera imagen es la de su mujer Bertha, quien siempre lo acompañó a lo largo de su vida. Más allá del cómo fueron descubiertos, es importante resaltar que para el investigador y para el creador en general, estar atento al curso de lo que va realizando es central, así como también lo es estar abierto y dispuesto a cambiar sobre la marcha de su creación. Si se busca una sola cosa, se pierden en el medio otras innumerables posibilidades.
Luego de realizar este descubrimiento Roentgen lo publicó en diversos lugares, tanto vinculados a la medicina como a la física y tuvo rápidas repercusiones en todos los medios, que le valieron condecoraciones hasta el día de su muerte y aún más allá de esta. Una de los premios recibidos fue el primer Nobel de física, cuya suma donó a la universidad en la que hizo las investigaciones. Era evidente que no pretendía el enriquecimiento con su descubrimiento, ya que, de haber querido eso, podría haberlo logrado con facilidad; más bien le interesaba la investigación misma, lo cual constituía el centro de su vida. Ejemplos como éste son difíciles de encontrar en la actualidad e incluso en aquella época, en la que varios quisieron atribuirse su descubrimiento.
Tras todo esto Roentgen ocupó un cargo en la universidad de Múnich. Luego de estallar la primera guerra mundial se retiró con su mujer Bertha a los Alpes Bávaros. Ella murió en el año 1919, tiempos en los cuales también perdió todo su dinero a causa de la caída del marco en la postguerra. A partir de entonces, renunció a la cátedra en Múnich y vivió casi en la pobreza hasta su muerte en 1923 a causa de un cáncer de colon.
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